La sopa de maní es una de las más tradicionales y deliciosas del país vecino Bolivia. El maní se cultivaba en la región sudamericana incluso desde antes que llegaran los conquistadores españoles. Primero se esparció por los países cercanos. Más tarde, barcos portugueses se encargaron de extender el maní a África en el siglo XVI y no fue hasta el siglo XVII que llegó finalmente a Europa. Esta sopa se combina con fideos, arroz o simplemente con papas fritas; con carne de res, de pollo o de llama. Su preparación consiste en hervir la carne, la cebolla, el apio y el perejil para hacer un caldo. Luego se agregan las zanahorias, las arvejas y los fideos. Después, se añade el maní molido y se deja que hierba a fuego medio hasta que espese. Se sirve con perejil espolvoreado y papas fritas que se echan encima de la sopa.