El locro es un plato emblemático de la gastronomía argentina. Sus raíces se asocian a los pueblos andinos y los ingredientes principales son maíz, zapallo, porotos y ají. Luego con la llegada de los españoles al territorio se incorporaron otros productos como el arroz, la carne y algunas otras especies. Actualmente cada región tiene sus toques propios, en Santiago del Estero puede llevar mondongo, piel de cerdo, repollo y como condimentos infaltables, comino y pimentón. Pero más allá de esas diferencias, el locro al igual que las empanadas son emblema de la cocina “nacional”. De origen andino, el locro comenzó a popularizarse en Buenos Aires después de las guerras de la independencia, con los soldados que volvían del Norte. Finalmente se afianzó luego de la oleada inmigratoria del interior a la capital cuando se canoniza lo “criollo” en el marco de la Argentina del Centenario. El locro se consagró además como un símbolo nacional, integrando junto a la mazamorra y los pastelitos, los platos que acompañan las celebraciones patrias.