Es muy importante para la repostería patagónica la influencia europea que recibió. Desde el dulce de Calafate hasta la torta galesa, la pastelería europea fue reformulada, con la utilización de ingredientes argentinos. La cercanía que mantienen los pueblos patagónicos con todo tipo de frutas finas propició el nacimiento y desarrollo de una larga tradición de fabricación artesanal de dulces y mermeladas. Gracias a sus sabores únicos, se han convertido en un producto típico de la región. Frutos como el sauco, el calafate, el cassis, la rosa mosqueta, entre muchos otros, constituyen sabores exclusivos de la Patagonia, cuyos usos son cada vez más extensivos a la cocina regional. Actualmente, probar estos dulces y mermeladas se ha convertido en un menester.