Se dice que el chivito serrano, típico de Villa de Merlo, es el más rico del país. En esa localidad puntana las cabras se alimentan a diario en un entorno virgen, rico en diversidad de hierbas y yuyos. Son criadas en el monte, entre la pastura silvestre, lo que saboriza la leche con la que alimentan a los chivitos y vuelve tan singular y sabrosa su carne. Entre las recetas especiales que se pueden probar en los restaurantes de Villa de Merlo está la del chivito serrano a las llamas, que se cocina con maderas de algarrobo, quebracho, chañar y jarilla. El fuego genera un desgrase suave, mientras que el humo perfuma a la pieza de carne, condimentada apenas con una leve salmuera en una preparación que acentúa el sabor silvestre. Otra receta muy popular es el chivito al disco de arado, con tres horas de cocción y acompañado con una salsa al vino blanco y papas naturales. Y también tiene fanáticos el chivito al horno de barro, cuya particularidad la aporta el jugo de ese tipo de cocción. También se come en empanadas hechas al pozo: el chivito serrano es depositado en un hueco en la tierra durante 12 horas, dentro de una olla de barro. Además, se lo sirve en relleno de sorrentinos y lasagnas o como estofado acompañando todo tipo de pastas.