Las aldeas alemanas del Volga distan aproximadamente entre 17 y 35 km de Paraná, sobre ambos márgenes de la RP 11. Los primeros inmigrantes llegaron en 1878 y el último contingente data de 1923. A lo largo del tiempo fueron fundando aldeas y colonias en Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y Chaco. Dos museos regionales cuentan la historia: Nuestras Raíces Alemanas, en Spatzenkutter, e Hilando Recuerdos, en Valle María. Sus costumbres y tradiciones continúan vigentes, en la música de las polkas, en las fiestas populares como la del Carro Verde en Salto, y por supuesto, en la comida. Desde las cervezas artesanales de trigo hasta los codillos con papas o la tortilla de cerdo con colchón de chukrut, las empanadas alemanas (Pirok o Kraut Pirok), hasta las abundantes picadas. O la pastelería con delicias como el krebel (masa dulce elaborada con crema, leche cortada, huevo, harina y azúcar), el kreppel (un snack de masa fina frita muy crocante) o la famosa rübbel kuchen (también conocida como “torta rusa”).