La empanada- con sus diferentes acepciones- tiene un origen lejano que se remonta a la costumbre de rellenar rebanadas de pan con viandas que llevaban los pastores por el campo. Luego, la masa de pan pasó a cocinarse junto al relleno hasta que finalmente, se consolidó la elaboración especial de masas con harinas de distinto tipo para envolver los relleno y así conservarlos durante más tiempo. En la Argentina, las empanadas son un ícono cultural. Desde los orígenes de la patria, como indica el mito, las empanadas alimentaron a los manifestantes de Mayo, el famosos cántico “empanadas calientes para quemarse los dientes” no era tan real porque eran vendedoras callejeras que las preparaban en sus casas y luego las ofrecían- ya no tan calientes- en la recova del Cabildo. En el país, a diferencia de otros países de la región, la empanada tiene forma de semicírculo y se distinguen por su repulgue. Se extienden a lo largo de todo el territorio, desde el Norte hasta la Patagonia, cada provincia tiene su estilo propio y todas compiten por el primer lugar en el podio. Las empanadas catamarqueñas se distinguen porque pueden llevar aceitunas, pasas de uva y papa, pueden ser fritas o al horno y llevan carne hervida que luego se cocina en grasa con el resto de los ingredientes.